Deberes: Parte importante de un sistema a revisar

DEBERES: 
PARTE IMPORTANTE DE UN SISTEMA A REVISAR.

Este artículo no pretende alimentar un debate demasiado común entre detractores y simpatizantes de los deberes. El objetivo no es criticar, sino poner en cuestión una práctica muy extendida entre los docentes en la actualidad y que en los últimos tiempos está siendo cuestionada desde muy diversos ámbitos. Intentaremos plantear alternativas a esta situación que nos ayuden a avanzar en la mejora de un sistema educativo que pide a gritos una profunda reflexión.

En primer lugar sería muy interesante distinguir muy bien entre la cantidad y la calidad, habría que encontrar un equilibrio entre lo útil y lo desmesurado: "No siempre más es mejor". Esto lo deja muy  claro el Instituto Nacional de Evaluación Educativa en su blog "blog.educalab.es" en el que aparece una entrada que hace referencia al Informe PISA ¿Pueden los deberes aumentar las desigualdades educativas?

En dicho informe se puede observar la diferencia existente entre España y Finlandia, país modelo de la Educación internacional. Mientras que España es el quinto país de la OCDE que más deberes manda Finlandia es el país que menos (en España se mandan más del doble que en Finlandia). Queda así de manifiesto que no existe una relación directa entre mandar más deberes y obtener mejores resultados académicos, lo que nos llevaría a cuestionar los verdaderos beneficios de los deberes en el aprendizaje de los alumnos.

LOS NIÑOS Y SUS HORARIOS.

En la actualidad nos encontramos con mucha frecuencia con un número elevado de alumnos que permanecen en el centro educativo un periodo superior al de muchas jornadas laborales ¿no debería ser suficiente tiempo de trabajo?

Además muchos de esos niños al terminar su jornada escolar participan en actividades extraescolares que complementan lo trabajado en el aula: musicales, deportivas, académicas,…y que les reducen mucho su tiempo de ocio. Cuando todo esto ha terminado y esos niños llegan a sus casas nos podemos encontrar con que alumnos de edades tempranas llevan más de doce horas activos y todavía tienen que enfrentarse a la tarea de los deberes ¿De verdad podemos esperar que sean capaces de centrarse en la realización de tareas educativas? Esto puede llegar a ocasionar conflictos familiares ya que el alumno se siente en la obligación de hacer los deberes.

SITUACIÓN ACTUAL DE LOS DEBERES.

La poca normativa existente en España al respecto de los deberes es clara. Ya en  1957 el Ministerio de Educación Nacional, representado por el Ilmo. Sr. Director General de Enseñanzas Medias Dr. D. Lorenzo Vilas López y recogido en el Decreto de 31 de Mayo de 1957 dice: "Queda prohibido encomendar a los alumnos trabajos para ejecutar fuera del centro. Los que con carácter excepcional se les encomienden se someterán a la previa aprobación del Jefe de Estudios".

Encontramos otra referencia legislativa en el BOE número 250 de 18 de octubre de 1973 en la Resolución dictada por la Dirección General de Ordenación Educativa en la que se dan normas sobre la realización de trabajos escolares fuera de los centros de Educación Básica. Allí se deja claro que: las actividades que los alumnos tengan que realizar fuera del aula en ningún caso disminuirán el tiempo que los niños deben disponer para el descanso, el juego y la convivencia dentro del seno familiar. Por otro lado establece que: los centros que planteen voluntariamente actividades extraescolares que supongan prolongar la jornada escolar normal suprimirán totalmente las tareas realizadas por los alumnos en sus casas.

En el resto de Leyes educativas que han regido o rigen al sistema educativo español en los últimos años no se encuentra ninguna referencia a los deberes, por lo que no deja de sorprender que dicha práctica se mantenga. Se considera necesario que la administración educativa tome cartas en el asunto y regularice una situación a la que no ha puesto solución y que ahora mismo la requiere con urgencia.
La realización o no de los deberes es un hecho que no se puede vincular a las calificaciones. No existe ninguno de los muchos estándares de aprendizaje existentes que haga referencia a los deberes. Estos estándares se deben concretar en criterios de evaluación medibles y observables que a su vez son trasladados a los diferentes instrumentos de evaluación dando como consecuencia una evaluación objetiva. Con los deberes el docente no puede garantizar, ya que no está delante, ni quién ni cómo han sido realizados.

Si no se pueden evaluar ¿tiene sentido que se invierta tanto tiempo en mandarlos, corregirlos y pasarlos posteriormente al cuaderno de evaluación del profesor?

Partiendo de la premisa educativa de "trabajar aquello que se va a evaluar y evaluar aquello que se ha trabajado" los deberes no tienen razón de ser, o por lo menos tal y como se entienden en la actualidad.
España no anda en el mismo camino que nuestra vecina Francia, en la que desde hace tiempo existe un movimiento contrario a los deberes que cuenta con el apoyo de las principales Asociaciones Nacionales de Madres y Padres, entidades vinculadas a la Pedagogía Freinet o Sindicatos Nacionales de Inspectores de Educación entre otros.

OBJETIVOS PERSEGUIDOS CON LOS DEBERES. DESMONTANDO MITOS.

Cuando un docente manda deberes, uno de los principales objetivos que persigue es el de "inculcar hábitos". No parece comprensible que esto se consiga desde afuera y por imposición, sino que más bien parece que deba ser algo que se consiga por el convencimiento de uno mismo y no por la obligación del profesor.

Otro objetivo perseguido es el de que los alumnos adquieran mayor autonomía con la realización de los deberes. Nos encontramos en muchas ocasiones que los alumnos requieren de la colaboración de padres, madres, hermanos mayores o incluso academias o profesores particulares. ¿Cómo se va a caminar hacia la autonomía del alumno si se les mandan tareas que no son capaces de hacer solos? Se puede cuestionar la aportación de los deberes a la autonomía del alumno incluso hasta para el control de las tareas que tienen que hacer. Muestra irrefutable de ello son los grupos con los que se comunican las familias en cuanto los niños salen del colegio para saber con claridad qué es lo que tienen que hacer sus hijos de deberes.

El docente piensa que mandando deberes se están reduciendo las diferencias entre los alumnos que han presentado mayores dificultades en la adquisición de los contenidos en el aula y los que no. Como muy bien explica Francesco Tonucci, es muy posible que los alumnos que presentan mayores dificultades no dispongan en sus casas de la colaboración necesaria en la realización de las tareas. De ser esto así, las diferencias que se pretendían reducir se verán aumentadas a la mañana siguiente.

COSAS QUE LOS DOCENTES PODRÍAMOS REVISAR.

Muchos de los deberes que se mandan en la actualidad se concretan en una sucesión de ejercicios de un tema del libro de texto en el que se basa nuestra práctica docente y que, posiblemente, nos influya excesivamente en la organización y temporalización de los contenidos a trabajar en el aula. Estos ejercicios son excesivamente mecánicos, repetitivos, están descontextualizados y no presentan ningún interés para los alumnos.

Los deberes nunca deberían utilizarse como sustitución del aula, no se puede delegar temario a las familias porque es contrario a una evaluación objetiva y medible del alumno y porque como hemos hablado anteriormente no todos los alumnos contarían con las mismas posibilidades de adquirir los conocimientos.

En muchos casos no existe una coordinación entre el equipo docente a la hora de mandar los deberes. Los alumnos se encuentran con días en que la tarea es menor y otros en cambio en que se les acumulan las tareas de varias asignaturas con la preparación de controles y la realización de trabajos en grupo.

No es interesante utilizar los deberes como herramienta disciplinaria frente al grupo. En ocasiones el docente utiliza los deberes como "chantaje" para el control del grupo y conseguir que los alumnos hagan lo que el docente propone.

A las familias se les debería otorgar otros roles diferentes y mucho más activos en la Educación de sus hijos. Su colaboración tiene que ser algo más que "obligar" a sus hijos a hacer los deberes que el profesor ha mandado.

Antes de mandar los deberes los docentes nos podríamos plantear las siguientes preguntas:

¿Cuánto tiempo les costará hacerlos? Podemos probar un día a hacerlos nosotros antes, partiendo de la base de que nosotros somos expertos.

¿Estamos respetando el necesario tiempo de juego del niño? La Convención de los Derechos del Niño recoge en su artículo 31 que: "El niño tiene derecho al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes", todo esto parece estar reñido con los deberes desmesurados.

¿Hemos tenido en cuenta a todos los alumnos a la hora de plantear los deberes? Aquellos alumnos que han tenido más dificultad para comprender los conceptos en el aula es muy posible que también requieran de más tiempo para realizar la tarea e incluso no sean capaces de realizarlos. Esos niños que conocemos como "de ritmos lentos" no dejan de serlo en sus casas.

¿Tiene sentido que un niño que nos ha demostrado que sabe multiplicar por dos cifras tenga que hacer una ficha con veinte multiplicaciones por el hecho de que se da a todos los alumnos de la clase?

¿De qué manera va a ayudar la tarea que estamos mandando a nuestros alumnos?

¿Se plantean las tareas para que se puedan llevar a cabo en un contexto diferente al escolar? Puede ser un buen momento para trasladar las tareas abstractas a la propia realidad del alumno.

¿Tenemos la total garantía de que todos los alumnos poseen las herramientas necesarias para poder dar solución a los problemas que se vayan encontrando?

¿Serían necesarios los deberes si adecuásemos los contenidos a trabajar al tiempo de que disponemos con los alumnos?

 ¿Tendríamos que recurrir a los deberes si revisásemos a fondo la metodología que utilizamos en el aula?

PLANTEANDO ALTERNATIVAS

Los deberes podrían resultar interesantes si se presentasen como un Plan de apoyo, refuerzo o ampliación a quien lo necesitase y en el contenido en cuestión que fuese necesario.

Los ejercicios que se mandasen deberían estar definidos por la calidad y no por la cantidad y tendrían que estar muy relacionados con los aprendizajes que se pretenden abordar.

Sería interesante aprovechar el tema de los deberes para iniciar una verdadera fase de reflexión acerca de la conveniencia de una mejor organización de la jornada escolar. La clave podría pasar por dotar de libertad real a los centros a la hora de elegir su jornada escolar. Con unos horarios diferentes los deberes podrían encajar mejor en los alumnos y las familias.

Trabajar conjuntamente familias, centro educativo y alumno para organizar de una forma racional la ocupación del tiempo. Con una correcta planificación semanal se puedan coordinar el estudio, la lectura, las actividades físicas, el uso adecuado de la televisión o de internet y sobre todo el juego. Esto es totalmente contrario a situaciones del tipo: "cómo habéis estado hablando toda la tarde y no nos ha dado tiempo de acabar la página lo que queda lo hacéis en casa y lo traéis mañana".

Se podría valorar la voluntariedad de realizar los deberes, huyendo de castigos y consecuencias negativas por la no realización de los mismos. Una posibilidad puede ser el "texto libre" propuesto por Freinet. Plantea la posibilidad de que aquel alumno al que le suceda algo realmente importante y que crea que pueda ser interesante para sus compañeros tenga la opción de escribirlo y compartir en clase con sus compañeros al día siguiente. A partir de estos textos creados por los alumnos el profesor podría organizar muchos de los aprendizajes.

En definitiva, el tiempo que se dedica a los deberes es tiempo que se le está arrebatando al niño y con eso deberíamos ser mucho más cuidadosos y respetuosos.

Eduardo Nuez Vicente.
Maestro de EF y tutor en el CEIP Juan Sobrarías de Alcañiz, Ex-Director y Ex- Asesor de Formación.
No+deberes (Grupo en Facebook)

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